miércoles, 10 de septiembre de 2014

Reflexión: Palos de Ciego



El corazón nos mueve por un impulso(femenino) más allá de la razón (masculino). La razón es la que intenta darle significado al mundo que vemos. Más allá de ambos está lo que no entiende de corazón ni de razón, la conciencia. Es ahí donde llegas en la meditación.


La conciencia es aquello en lo que ni uno ni otro tienen significado alguno, el lugar de perfección, no juicio, solo respuesta, Amor.


Amor es la energía consciente por si misma, donde la razón y el corazón se disolvieron al completarse en su unión perfecta. Es la energía que responde sin preguntas, simplemente es un impulso sin expectativas, sana porque no conoce el significado de enfermedad, sana porque no conoce la diferencia, no conoce la dualidad. 


El hijo es dual, el padre y madre como misma figura son creadores de la dualidad, al haberse dividido para crear el mundo dual, el humano. El espíritu santo es el que elimina la separación entre el creador y lo creado,es la conciencia.


Conciencia es la ciencia sin consciencia de serlo, que contiene todo sin darle mayor importancia a nada. Nada y todo son lo mismo, sin significado, solo experimentación. El cero es la suma de los tres en disolución, sin límite, sin barreras, sin dimensión alguna por contenerlas todas, contiene todo sin consciencia de contenerlo. Ese es el triángulo.


Solo somos testigos de la mentira para llegar a la verdad. La mentira no tiene significado alguno. Nada en ella tiene importancia y por eso todo parece tenerla. El mundo dual es la mentira, ese que nos hace bailar a cualquier son, ese que nos manipula para crear importancia. La disolución permite llegar a lo que eres, la verdad.



Meditar es acallar la mentira, ir hacia tu interior para encontrarte con la verdad.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Dragones

No temas a la noche, ella te trae la Luz de todas las estrellas.
No temas a la muerte, ella te trae el entusiasmo por la vida.
No temas a la Luz, ella te trae la conciencia de haber estado en la oscuridad.
No temas a la oscuridad, simplemente deja entrar en ella la Luz de tu Conciencia.
                                                                                                   La Estrella.
DRAGONES


INTRODUCCIÓN

Era una mañana fría, miró por la ventana y en ese mismo momento se percató que las ventanas formaban parte permanente de su vida, ya fueran las ventanas físicas de su casa de piedra, como las ventanas metafóricas de su casa interior. Ese día un amado ser, le había abierto una ventana interior con sus pensamientos.

De esos pensamientos, surgió una imagen en su mente: Dragón Blanco, Dragón Negro, uno en las profundidades, otro en el cielo, ninguno domina si estás en tu centro, ni bueno ni malo, cumplen la función de polarizar, el dominio solo resulta si cedes tu responsabilidad. 

Capítulo 1

El FONDO

Un Gran Dragón blanco sobrevoló en ese instante el cielo, y fue a sumergirse en las aguas del lago que contemplaba desde la ventana. Se quedó observando la imagen perpleja, ya que no era época de dragones, estos ahora dormían pues La Luna Lucía Completa. Bajó corriendo las escaleras de piedra y abrió el portón de la casa. La puerta chirrió, y se dio cuenta de que no solía abrirla mucho, solo abría las ventanas para mirar desde dentro, hacia afuera. Ahora el portón quedó anclado, abierto hasta allí donde lo dejó.
La vereda que llevaba al lago, estaba cubierta de flores, el verde era intenso, detuvo su carrera en seco y contempló la belleza primaveral, dándose cuenta de que era la primera vez que salía en esa estación. Quieta, inspiró, y el aroma intenso de las flores y plantas llenó sus pulmones, inspiró de nuevo, esta vez dejando que ese aroma llegara a todo su cuerpo. Abandonó el camino y sentada sobre la hierba, se quitó los zapatos y estiró los dedos agarrando con ellos las briznas de pasto, una sonrisa la cambió el rostro, soltó su melena, quitando el pasador de su cabello, sacudió la cabeza e inspiró de nuevo, como una flor recién abierta.

Tumbada en la hierba percibía el cálido frescor que desprendía la tierra, se dejó querer por ella.

Una libélula se posó sobre su pecho, al mirarla sin moverse para no molestar, observando sus alas, su color azul intenso, el brillo de esos ojos, apreció lo liviana que era, si no pudiera verla, no sabría de su existencia. La libélula levantó el vuelo y la incitó a hacer lo mismo, pues por un momento había olvidado al dragón que hizo que saliera de casa.

Dejó los zapatos y el prendedor del pelo allí mismo, y volviendo al camino, notó como sus pasos hacían moverse la tela del vestido; acariciaba su cuerpo, junto con la brisa que mecía su cabello. Miró a lo lejos, desde su posición, ahora no podía ver el lago, subía una colina con inclinación suficiente como para hacerla jadear, el tiempo que llevaba sin caminar por la tierra se notaba en su cuerpo, aun así, sabía que solo necesitaba volver a ejercitar sus músculos para conseguir no sofocar su corazón al andar.

Llegó a lo alto de la colina y un pequeño zorro la observaba desde la sombra de un árbol, le miró sin dejar de caminar y tropezó cayendo torpemente, el impacto la sorprendió, no sintió dolor solo sintió unas ganas inmensas de reír, y así lo hizo. Se levantó y sacudiendo su ropa con más soltura volvió a mirar al horizonte, esperando ver el lago. No estaba, frente a ella se alzaba un bosque frondoso, iluminado con el sol de la mañana temprana, veía las copas de los árboles brillando, desprendiendo vapores del rocío, veía grandes pájaros sobrevolando ese bosque, alguno se lanzó en picado, haciendo alarde de su capacidad de caza. Se preguntó dónde estaría el lago, su situación no la dejaba ver más allá de las copas de los árboles, apenas por encima de estas, y a medio árbol, seguramente atravesando el bosque encontraría el lago. Miró por un momento hacia atrás, y pudo ver su ventana abierta, ya no alcanzaba a ver la puerta.

Descendiendo tomó velocidad, no porque quisiera,  la cuesta abajo era prominente y sus pies comenzaron a correr sin su permiso, por un momento temió caerse, pero recordó la anterior caída lo gracioso del golpe y disfrutó de la carrera sin miedo.

El bosque la llamaba a internarse en él. Caminando despacio con los pies descalzos, dudaba ahora de si había sido buena idea desprenderse de los zapatos, pero al mirar la cuesta a sus espaldas, supo que ya no había vuelta atrás. Con la mirada puesta en el suelo para no pincharse, escuchó el sonido inconfundible del dragón, levantó la cabeza y vio allí, entre el follaje, sobrevolar una negra bestia, no era el dragón blanco, este era negro, su corazón se aceleró, sintiendo pánico, las dudas se apoderaron de ella, un dragón negro, no era lo mismo que uno blanco, tal vez no había visto bien, y como para sacarla de aquella duda, el dragón negro volvió a aparecer ante su vista y la miró. No supo muy bien el por qué, pero aquella mirada la embelesó. Estando como estaba, mirando al cielo y embelesada, no se percato del agujero donde cayó sin poder evitarlo.

Esta vez el golpe no la hizo reír, quedó aturdida, a oscuras y comenzó a llorar un poco por el dolor, otro poco por los pensamientos que llenaron ahora su mente de sufrimiento, al mirar hacia arriba y ver lo distante de aquel punto de luz que determinaba donde había quedado la tierra por la que caminaba.

A su alrededor todo era oscuro, húmedo, el olor era sofocante, olor a podredumbre, sus pensamientos siguieron vagando, ahora todos los momentos dolorosos de su vida se hicieron presentes, no podía pensar con claridad, la invadía una nausea interior muy profunda, tan profunda como aquel pozo. Pensó en la posibilidad de trepar por las paredes, de un salto se alzó para comprobar que era imposible, pues estas eran resbaladizas, viscosas. Sentada de nuevo, no encontraba la manera de salir de allí. Miles de pensamiento la invadían, se dio cuenta de ello y se quedó asombrada, silencio, gritó, ¡ya basta!... silencio...por un instante no pensó nada, y esto la asombró aun más. Al momento su cabeza volvió a rebosar de palabras y más palabras, así pues como no tenía nada mejor que hacer, se dispuso a escucharlas, pensando que si las escuchaba y las contestaba, tal vez la dejaran tranquila. Fue pasando el tiempo los pensamientos se sucedieron, sus respuestas a ellos también, algunos volvían, como si no hubieran atendido su respuesta, hasta que desaparecieron casi por completo.

 Un solo pensamiento tenía ahora en su cabeza, el Dragón Negro, el había tenido la culpa de su caída, esto confirmaba su temor, y maldijo a aquel dragón. El odio comenzó a agitar su mente de nuevo, ahora todo el jaleo, todo el pensamiento iba dirigido hacía aquel animal, culpable de su desdicha, la ira la hizo ponerse en pie de nuevo y clavando los dedos de pies y manos comenzó a trepar por el agujero, solo quería salir de allí para gritarle a la bestia lo culpable que era, la mala suerte que daba, lo horrible de su presencia. Miraba hacia arriba con ansia, y a cada nuevo avance podía ver como el agujero de luz se agrandaba, subió y subió, ya no tenía miedo, no sentía dolor, solo furia, a cada paso que daba sentía más furia, esa energía la había invadido por completo.

 Liberó un pequeño grito, con esto perdió fuerza, resbaló. No conseguirás acabar conmigo gritó, y volvió a resbalar de nuevo. Juro que acabaré con una bestia inmunda como tú, para que jamás vuelvas a dañar a nadie, se deslizó de nuevo, no conseguirás acabar conmigo, volvió a resbalar, te mataré, y ya no resbaló más pues uno de sus pies quedó apoyado en el suelo de aquel agujero. Repleta de irá como estaba se revolcó en el barro, se dejó ir en su odio, en su negrura.          
    Sus más bajos instintos salieron de ella anegando aún más aquel lugar oscuro, aquel pozo sin salida, aquella tierra sin vida, aquel lugar infernal.

Cuando ya no la quedaron fuerzas quedó inmóvil, exhausta y una imagen de la infancia la envolvió, su padre la gritaba desde la ventana alta de la casa familiar, que dejara de hacer el tonto, que dejara ya de jugar, que nunca llegaría a nada con aquella actitud infantil, que la risa era una pérdida de energía y que ya tenía edad de aprovechar el tiempo de buena forma. Te prohíbo que vuelvas a salir a jugar, sentenció el padre. Ella no supo si la figura del padre se desdibujo por las lágrimas en sus ojos, o por alguna extraña causa, pero, quien le hablaba desde aquella ventana era un inmenso dragón negro. Podía incluso ver el fuego que salía de sus fauces (no es más que su propio juicio, su miedo) habló una voz desconocida.

Dentro del pozo se escuchó un débil quejido, sus ojos empezaron a llorar de nuevo, ahora era su corazón el que lloraba al recordar el dolor causado por el padre en aquellos años. Lloró y lloró como nunca lo había hecho y se sintió agradecida de la soledad que la envolvía, agradecida al saber que nadie había allí que pudiera consolarla, que quisiera calmarla, porque no quería parar su llanto, cada lágrima limpiaba una parte de su magullado cuerpo, cada lágrima era un elixir que resbalaba por su rostro limpiándola, cada lágrima que entraba en su boca la hidrataba y reconfortaba.
Así, se quedó dormida.


Capítulo 2

EN LA MONTAÑA


 Al despertar antes de abrir los ojos, tuvo un primer pensamiento para el Dragón negro, no sintió nada. En ese mismo instante la tierra bajo su cuerpo comenzó a moverse, elevándose, y en el momento que abrió los ojos, vio que descansaba sobre la cima de una montaña.

Era curioso, pensó, había pasado de estar en las entrañas de la tierra, en su lugar más profundo, a verse ahora en su lugar más elevado, la montaña.

 La montaña representaba para el ser humano, un reto, ya que para alzarse sobre ella hacía falta  mucho tesón y esfuerzo, ella, había llegado allí sin dar un solo paso, se dijo. Las cumbres montañosas son lugares de culto, todo ser humano que acude lo hace para sentirse lo más elevado posible en este mundo, en esta tierra de contrastes. La montaña era la representación de aquello que está más cerca del cielo, la unión, por así decirlo entre lo bajo y lo alto. La Tierra y el Universo.

¿Era posible que aún no se hubiera dado cuenta del viaje que había comenzado en las profundidades?
Miró al rededor, nada le era familiar, y fue entonces cuando notó el frío, estaba sentada sobre nieve, su vestido ahora era una gruesa capa con capucha. Se puso de pie y comenzó a caminar sin apenas pensar, muchos ecos resonaban en su cabeza, parecían conversaciones coherentes de voces conocidas, aunque se dio cuenta que en verdad no podía descifrar lo que decían.
 La nieve lucía pura, solo sus pisadas perturbaban su blancura y la perfección de su manto sobre la montaña, nieve blanca, perfecta, única, se emocionó, sintiéndose afortunada de estar allí, en aquel momento único, en aquel lugar en aquella montaña.
La nieve, cada uno de los copos eran una representación de ella misma, y ella misma, era la acumulación de cada uno de esos perfectos e irrepetibles copos individuales, que por separado, pasarían desapercibidos para los ojos humanos. Juntos eran visibles, nieve.

Observó por un momento la naturaleza de la nieve; su textura, la luz que reflectaba, la gran función que hacía aquella nieve que se acumulaba en el invierno en las montañas, embelleciéndolas y al llegar la primavera y deshacerse con el calor del sol, se convertía así, en agua que nutre los ríos, arroyos, manantiales, y con ello, todas las tierras que recorren. La alegría que sentían las personas al contemplarla cuando se daba en las zonas más bajas y al observar las cumbres blancas. También pensó en su naturaleza, de alguna manera cruel, pues el frío extremo de su contacto quemaba, podía matar a cualquiera que no estuviera prevenido y no supiera moverse en su medio. Comenzaron a caer más copos. Nevaba.
Tal vez, los sentimientos- pensamientos, se parecían mucho a esos copos que daban cuerpo a la nieve. Cada cual necesario, formando parte de un todo perfecto, pero que por separado, pierden el sentido, e incluso pueden llegar a ser destructivos si tan solo uno de esos pensamientos-sentimientos, por sutil que sea, no es visto, considerado por separado, para ser después reconocido como parte de ese todo, esos frágiles pensamientos se asemejan a las zonas de nieve blanda, aquellas que pueden desencadenar una avalancha.

Siguió caminando por aquella cumbre nevada, ya no sentía frío, ciertamente no sentía nada...los ecos cesaron y el silencio pasó a formar parte del paisaje, estaba en un silencio absoluto, donde nada la perturbaba.

 A su vista aparecía ahora una cavidad en la roca, estaba justo en su camino y por ello no tuvo que decidir si entrar o no, simplemente siguió caminando.

 La cueva estaba iluminada por cristales que reflejaban una luz sin origen aparente, sus ojos brillaban sin emoción alguna, simplemente brillaban .A pocos pasos de aquella entrada, pudo ver un gran huevo. Se detuvo, mirando fijamente; era un huevo de colores, más bien parecía que reflejara todos los colores de la inmensidad de cristales de la roca; se sentó sin saber el porqué y quedó observando todo. Aquellos cristales, se le antojaron como los copos de nieve, formaciones de un mismo elemento, con diferentes materiales, diferentes formas les daban a cada uno su particularidad en colorido y transparencia. Aquellos parecían cristales de cuarzo, algunos lucían con tonos rosa, otros blanco, otros eran completamente transparentes, puros hubiera dicho, aunque ahora ya no estaba tan segura de aplicar ese calificativo, pues en realidad, ¿qué era puro, y que no lo era? Tal vez la combinación perfecta fuera aquella que daba tonos rosa al cristal, o tal vez aquellos que tenía una impresión lechosa. Todos y cada uno de ellos, podían ser perfectos, según se los mirara.

 Algo crujió, y a través de una fisura en el cascarón del huevo, emanó una luz poderosa que reflejó directa en sus manos, las miró y al moverlas, vio que la luz formaba parte de ellas, no era en sí, el reflejo de la luz del huevo, más bien diría que la luz del huevo, había despertado con la luz que emanaba ahora de sus manos. ¿Sería esto posible?

 El cascarón continuó crujiendo, hasta que dejó de hacerlo y sin sonido alguno, todas sus partes cayeron al suelo de cristales. En sus ojos se vieron reflejados dos perfectos seres, que aparecieron tras una explosión luminosa, silenciosa, dos dragones uno blanco y otro negro, dos dragones tan distintos nacidos del mismo huevo. Al mismo tiempo, esos dos bellos seres la miraron y tosieron al unísono lo que pareció un hilo de fuego.

 Sintió el calor de sus cuerpos. Cuerpos serpentinos y sin embargo, poco tenían que ver con las serpientes, pues estos seres no solo podían caminar por tener extremidades, sino que también podían volar por poseer alas. Sus cuerpos no eran fríos como los de las serpientes, sino que resultaban cálidos y portadores de fuego en sus entrañas. Los observó con mucho detenimiento, admirando cada una de sus formas, sus escamas brillaban, sus ojos se abrían y cerraban acostumbrándose a la luz que los recibió.

El Negro era un dragón muy particular, su cabeza se le antojó, áspera y de formas afiladas, con expresión agresiva. Siempre que vio dragones, había considerado que un dragón negro tendría que ser un ser malicioso, nacido del mismo infierno, ahora, tras su experiencia en aquel agujero, su opinión sobre él había cambiado, tal vez se gestó en un infierno, pero sin duda no era un demonio, y verle nacer del mismo huevo que al blanco la confirmo su sentir. Se dio cuenta del error aprendido, y fue capaz de fundir ese pensamiento con todas aquellas cosas que en algún momento pensó que sabía, ya que si esto no era cierto, cualquiera de las ideas y creencias que tenía y que no había experimentado en sí, quizá, estuvieran también equivocadas.

 En ese momento preciso, notó una gran descarga en su cabeza, fue como si un tapón hubiera sido retirado de su cráneo, podía distinguir una corriente saliendo de él. Se quedó en blanco, y fue entonces cuando se fijó en el otro Dragón. Lo miró, su dulce expresión la provocó una sonrisa, su cráneo era redondeado, parecía suave, tierno. El negro parecía enfadado, aunque tal vez no fuera esa la cuestión, solo lo parecía, su percepción podía estar equivocada. Otro pequeño chorro de algo espeso pareció brotar de su cerebro.

Se levantó, comprendiendo, que ambos dragones, blanco y negro, pudieran ser lo mismo ya que eran hermanos, nacidos del mismo huevo primordial.

 Salió de la cueva, y para su sorpresa, el paisaje había cambiado por completo, las montañas se habían transformado en una extensa llanura nevada. Se sorprendió al ver a los dos dragones volar por encima de su cabeza pensó que tal vez habrían desaparecido al igual que las montañas y al darse cuenta de sus suposiciones, volvió a notar la viscosidad que resbalaba de nuevo de su cabeza.

Ambos Dragones, aterrizaron delante de ella y el blanco hablo primero: Eres nuestra madre, tú fuiste el motivo por el que nacimos tú nos despertaste, debemos acompañarte allá donde vayas. El negro hizo un gesto afirmativo mirando a su hermano y después a ella.
- ¿Cual es vuestro nombre?
-Tú debes darnos el nombre, nos creaste, dijo el dragón negro.
 -¿Por qué pensáis que yo os creé?
- Es fácil, los dragones somos pensamientos y sentimientos de una fuerza sobrehumana, por eso nos manifestamos en esta forma, por eso el tamaño y la naturaleza de nuestros cuerpos. Un dragón es como todo lo material, creado a partir de un pensamiento humano.
-¿Pensamiento y sentimiento, no son lo mismo?
- No, forman parte de lo mismo, pero son dos partes diferenciadas, como nosotros, un sentimiento es algo que sientes, sin saber por qué, y no forma parte del mundo de la materia, un pensamiento es algo que surge para tratar de comprender el mundo de la materia, para buscarle sentido a la forma.

Cuando un dragón ve la luz, dijo el Dragón blanco, lo primero que se encuentra es a su madre o padre, es lo mismo, para nosotros no hay diferencia, nacemos de un pensamiento o sentimiento humano tan potente que da forma a algo tan poderoso como nosotros.
-Entonces, ¿por qué no sois más habituales?
- En otros tiempos lo éramos, ahora parece que una ola de conformismo recorre tu mundo, solo tomamos forma física cuando un humano llega verdaderamente a sus límites, de otra forma, seguimos presentes, en el corazón humano, pero nos ocultamos en la oscuridad, formamos parte activa de la sombra, pero no somos vistos, ni reconocidos, a no ser que el humano verdaderamente valla allí donde nos ocultamos y al hacerlo, se rompa, y nos haga presentes, al dejar entrar la luz con su rompimiento, entonces vemos esa pequeña luz y la seguimos y al adentrarnos en ella, somos visibles como sombra, pues adquirimos forma física.

-No siempre los Dragones tenemos este aspecto, sentenció el Dragón Negro, este solo es el aspecto que tomamos en algunas ocasiones, cuando el humano siente la verdadera necesidad de identificarnos, necesita poder identificar su verdadera mente, y para hacerlo, discrimina, llegando a sus límites, dentro de la dualidad a la que están sometidos.

La mayoría de las veces, pasamos desapercibidos, ya que somos parte  de los pensamientos y sentimientos de los humanos y desde allí hablamos a quien tenemos enfrente, pero esto crea mucha confusión, pues las personas suelen identificarnos con la forma humana que ven y no llegan a entender que quien les habla es una parte de ellos mismos.
- No comprenden por qué ciertas personas parecen llevarles a sus límites, esto solo tiene una causa, musitó el Dragón Blanco, la visión del ser quedó menguada al perder su capacidad de no aceptar solo lo que sus ojos ven, como verdadero, al darle el poder al pensamiento, a la materia. Al darle más valor a su pensar, que a su sentir, en vez de usar todas sus capacidades, reconociendo que no hay diferencia en su valor. De ahí nace la dualidad, de ahí nace la división, y todo ello crea el mundo del miedo, del sufrimiento, ya que la separación divide y mengua las capacidades separando al ser del individuo, esto es la causa y el efecto es el humano.

 Hubo un tiempo, en el que el mundo de la forma, era algo solo imaginado, un simple juego. Los humanos eran seres de luz, seres sin forma ni identificación, más que en sus visiones que solo formaban parte de su fantasía, pues lo que da forma a tu mundo de la materia, es la densidad del pensamiento sin sentimiento. Los pensamientos del humano comenzaron a volverse densos al creerse por error sus propias fantasías, su sentir quedó relegado y comenzaron a pensar que eran distintos, mejores o peores que sus hermanos, separados los unos de los otros. Entraron en una especie de competición con sus fantasías. Olvidaron que solo era un juego y empezaron a tomar sus pensamientos muy en serio, apartando los sentimientos, juzgándolos con su pensamiento cada vez más grave, más denso. El Ser fue juzgado por el Humano, y declarado culpable.

 Ese primer pensamiento de separación comenzó a pesar en sus corazones y aquel peso fue transformándose en formas densas, así cada pensamiento comenzó a transformarse en materia tan espesa, que en un instante terminó explotando y salpicando todo de materia irreal que dio origen a tu Universo, al mundo de la forma en el que tú crees que vives. Y el humano definitivamente quedó preso de él, olvidando por completo su naturaleza infinita, para comenzar a sentir lo finito de la forma.

Definitivamente su cerebro terminó de resbalar por aquel sumidero sin tapón. 

La sombra en la que nos ocultamos, no es sino el efecto de la causa. La materia crea sombra. Algo que en otros mundos es impensable, así la mayoría de los humanos viven tan dentro de la forma que ya ni tan siquiera advierten su sombra, pues están en completa oscuridad.

Nuestra forma física responde a un verdadero anhelo de tu corazón de comprenderse a sí mismo. Eres afortunada pues lo invisible pocas veces se manifiesta solo si encontrar la verdad de su naturaleza, es tu pensamiento principal y parece que así es ya que tuviste la capacidad de sumergirte en la oscuridad, con miedo, pero lo hiciste y, porque a pesar del miedo, comenzaste á  sentir, llevando con ello la luz que nos hizo presentes a tu vista humana, tú sombra.
Has abierto de este modo, un abismo, y un abismo no es lo que tú crees que es con tu mente limitada, un abismo es el principio de una unión ya que deja ver una irrealidad de dos partes que están separadas. El vacío, no es más que el espacio físico que parece haber entre las formas.
Si pudieras disolver esas formas, identificándote con ambas, el abismo no existiría. Quedaría salvado.

Necesarios, se repitió para sus adentros, abismo, salvarlo. Estáis aquí para ayudarme a salvar un abismo, que yo no veo.
 Ambos dragones se miraron y levantaron el vuelo.

Siguió caminando, comenzando a notar como la nieve se iba derritiendo, fue rápido, de un momento a otro, aquella planicie nevada, se transformó en una gran pradera verde. Al igual que ella volvió a centrar su vista en lo que veía. Sonrió, parecía como si el mundo respondiera a sus pensamientos. Un bello vestido sustituyo ahora a la gruesa capa. Caminó hasta que quedó exhausta, solo entonces se sentó, pensando que no sabía a dónde iba y tampoco dónde estaba, ni por qué tendría que ir a ninguna parte. Por un momento pensó en su casa y lo cierto es que sintió que no tenía ninguna gana de regresar a ella.

 Justo en el momento que tuvo hambre, unas hermosas fresas rozaron su mano y comió todas las que quiso comer, bebió agua de un manantial que apareció detrás de estas y pensó entonces que sus dragones necesitaban un nombre, aunque aún no los conocía y por eso decidió que solo cuando supiera cómo era cada uno de ellos, así los nombraría. Se reconfortó al pensar en las vitaminas de aquel fruto de aquel alimento que ahora recorría su cuerpo.

Una pequeña rana saltó al estanque que se había formado del rebosar del manantial, y otras cuantas comenzaron a croar. La encantaba ese canto, al igual que el sonido del agua al recibir a la rana en su salto. Sin remedio pensó en príncipes encantados, las palabras de una amiga vinieron a su pensamiento, “encantado, no significa encantador, sino todo lo contrario” sonrió ante aquel entendimiento.

 Luces nuevas aparecieron en el horizonte que ahora tenía delante, las lunas, eran dos lunas, dos lunas inmensas que parecían ojos mirándola desde el firmamento, se mojó la cara con el agua fresca, para asegurarse de que aquello que sucedía no era un sueño, alguien la habló desde dentro. "Si, estás soñando, siempre estás soñando. Aun cuando creías estar despierta, ahora estas aquí, donde los sueños se hacen realidad al instante, sin paréntesis de tiempo. Sigue soñando sin temor es tu sueño. Solo y únicamente lo que tu sueñas es lo que vivirás, solo y exclusivamente lo que tú quieras sentir, sentirás, solo y absolutamente lo que tu temes te atemorizará, solo y necesariamente, lo que tu amas te amará."

Pensó que todo aquello no tenía sentido alguno, aunque pensándolo bien, tampoco tenía sentido su anterior mundo.

Recordó entonces las palabras de uno de sus maestros," lo peor que te puede pasar, es pensar que lo peor te puede pasar y lo mejor pasará si así lo piensas", supo entonces que aquel maestro, vivía ya en este otro mundo, que solo aparecía en aquel para ayudar a los que no se habían adentrado aún en este. Recordó también las palabras de otro de sus maestros "más que un grano de arena, eres un diamante en bruto" se estremeció, aquella frase en su momento la hizo pensar en sí misma como algo muy valioso aún por descubrir y, en los años siguientes se dedico a depurarse, quitando capas y más capas de arena, intentando descubrir el diamante que se ocultaba en ella. Ahora estaba empezando a comprender que tal vez esas capas eran las que podían darle una idea de su valor.

Pensó en como todo lo vivido perdía el significado y empezó a reír a carcajadas al darse cuenta de cuan preocupada estaba siempre, los miedos que tenía, las ganas de hacer tantas cosas que nunca hizo porque pensaba que no podía hacer. A su lado apareció un instrumento musical, era una guitarra con arpa, la tocó, cantó, bailó y se quedó dormida de nuevo, satisfecha por haber soñado un día tan hermoso para ser vivido.

 Durmió, acurrucada entre los dos dragones que aparecieron justo en el momento que los pensó, "me encantaría tener compañía para soñar que duermo". El Blanco se enrollo entorno a ella y el Negro apenas rozaba su cuerpo.

Antes del sueño profundo, tuvo un último pensamiento, en realidad, si lo que la voz decía era cierto, no podía ni imaginar el poder que tenía, esto implicaba una gran responsabilidad. Si esos dragones eran parte de ella misma, estaba empezando a barajar la idea de que pudieran ser, las dos partes entre las que había, curiosamente, un abismo.

 Ella dormía en medio de ambos.

Capítulo 3

MELODÍAS DIFERENTES


Una hermosa melodía la despertó, se estiró y al hacerlo se dio cuenta de que los dragones ya no estaban con ella. Se levantó ligera, de un saltó se puso en pie, recordó entonces en qué lugar se hallaba, decidió que de momento no tenía hambre, su interés era saber de dónde venía aquella música.

¡Sé sentía de maravilla! radiante, entonces se dio cuenta de que no llevaba nada puesto, estaba desnuda, durante un instante, se pensó desprotegida, el instante acabo con un sentimiento de confianza que la embargo.

Siguió las notas que flotaban en el aire, dibujadas en pentagramas dorados, aquello era hermoso. Una nota tras otra, la iban envolviendo y su caminar era ahora una danza en avanzada.

 Llegó a una curva en el camino, no podía ver más allá de ella y aquello puso su corazón a latir aceleradamente, siguió avanzando y al doblar se encontró con el padre de aquellas notas musicales.

 Era un hombre sentado que hacía sonar su instrumento, sus manos acariciaban las teclas, la dio la sensación de que esos dedos no se elevaban al cambiar de nota, era tan suave que apenas se distinguía el movimiento, era una danza que la dejó hechizada, era un mágico instrumento pues, contenía los sonidos de muchos instrumentos.

 El músico misterioso, el trovador, alzó la vista por un momento y pudo ver sus ojos bajo el ala de su sombrero, la miró sin mirarla, con la mirada perdida más allá de ella. Luna, se giró para ver dónde miraba él, y vio, para su sorpresa, una multitud de personas que como ella habían aparecido guiados por aquella música, aunque lo cierto es que todas ellas, parecían estar bailando a ritmos diferentes, se diría que cada cual escuchaba una melodía distinta.

Lo miró de nuevo y siguió disfrutando del baile de sus dedos.

Él parecía estar en otro lugar muy lejano, era como si solo existiera para embellecer, para perfumar con sus notas, para poner melodía en aquel singular escenario, inmerso en toda la naturaleza del frondoso bosque, un bosque animado, rodeado de toda clase de pequeños animales que parecían vivir al ritmo de su melodía, así como aquella multitud congregada y ella.

Se quedó allí escuchando y disfrutando del espectáculo de ilusión, bailó y dejó que esa melodía la envolviera, llenara todo su cuerpo y, como por arte de magia, sin darse cuenta, esa danza la había adentrado en un nuevo sendero. Se percató de ello, al escuchar ahora la música a lo lejos.

-Imagino, que no querrás que te acompañe.

 Hablo una voz, y al buscar encontró un espejo. Quedó mirándose en el, esperando que hablara de nuevo. No supo que decirle, solo se quedó observándose a sí misma en él.

Se miró de frente, se miró de lado y lo cierto es que no se reconocía. Comenzó una clase de crítica a surgir en su pensamiento. No se puede ser más patética, este no es mi reflejo, no es lo que yo soy... El espejo tras escuchar una tras otra las cosas que decía, rompió su silencio:

.- Pues déjame que te diga, que tu tampoco eres gran cosa y la verdad la impresión que me diste al verte, cuando estabas callada, fue mucho mejor que cuando has abierto la boca.
 Ella se quedó perpleja, y su cara reflejó en el espejo, una serie de gestos de sorpresa, asombro y confusión.
 -Lo qué hablaba no era por ti, era por mí, en ningún momento me he metido contigo, estaba viéndome en ti y...
El espejo la interrumpió.
- Creo que aún no has entendido nada.
- Tú eres quién no lo entiende. Le contestó sin dejar que se expresara y antes de que pudiera hablar, se dio media vuelta y se fue, dejándole con la palabra en la boca.
¡Siempre hay alguien que te amarga el día!, fue lo último que el espejo escuchó.
Este es el motivo por el que hay dos Lunas en tú firmamento. Fue lo último que Luna escuchó.

 Caminó un buen trecho, ofuscada, con un humor que creó una nube sobre su cabeza, una nube negra. Al verla quiso apartarla, pero no hubo modo, su estado era a cada momento más enmarañado, muchos recuerdos oscuros, vinieron a su cabeza de nuevo.

Se topó de frente con un gran lago. ¡El lago! se dijo, parece que a fin de cuentas, estoy volviendo a casa.

Se sentó por un momento en la orilla para observar su dimensión y cuál sería la ruta que debería tomar para sortearlo y así encontrar el bosque donde cayó al agujero.

 Un impacto sorprendente la hizo regresar a la escena, el Dragón Negro emergió del agua, sus ojos se abrieron en una máxima expresión de sorpresa y al momento, le gritó al dragón. No me sorprende que estés aquí, ¡ya no te tengo miedo!

El dragón fue a aterrizar a pocos metros de ella y se aproximó calmado.
- Dime a quién quieres que destruya para ti, y lo haré, yo te comprendo.

 Le miró de reojo, levantando un poco la cabeza de sus brazos que abrazaban sus piernas.

- Pues si quieres ayudarme, haz que esa nube negra que tengo encima de mi cabeza desaparezca.

 El dragón miró la nube y no comprendió el por qué quería deshacerse de ella, a él le parecía que era hermosa, y que crecía a buen ritmo, que si le daba la oportunidad se transformaría en una enorme nube que encapotaría el cielo, y les protegería de tanta luz que emanaba de ese sol que lo resecaba por momentos.

-Esa nube, nos evitará dolor, déjala crecer y estaremos a buen recaudo de ese sol infernal que lo ilumina todo.

No tenía ganas de hablar, así pues, no dijo nada y esa nada fue interpretada por el dragón como conformidad.

Apareció entonces en el horizonte volando a tras luz, otro dragón. Su silueta se dibujaba oscura, la radiante luz del sol la cegaba, por lo que no podía distinguir bien lo que veía. Lo extraño es que ese dragón, parecía gozar con el sol, daba una y otra pasada, tocaba con sus patas el agua del lago y volvía a elevarse, jugando despreocupado con algunas aves que surcaban también el cielo.

El Dragón Negro, se elevó con una velocidad feroz, fue directo a toparse con el otro dragón. Este recibió el golpe y perdió por un momento el control de sí mismo, comenzando a caer, pero apenas sus alas rozaron el agua, volvió a equilibrarse y ascendió. Ahora fue él, quien arremetió contra el dragón negro, lanzándole una gran llamarada que salió directa del interior de su gran cuerpo serpentino.

Hecho esto, el dragón se dirigió girando en el aire, directo hacia ella. Aunque no pudo alcanzarla ya que el dragón negro le cortó el paso con otra gran llamarada de su fuego interno.

No podía creerlo, ese dragón negro al que ella había culpado de su caída y toda su desgracia, la estaba defendiendo ahora, protegiéndola de las fauces ardientes de aquel otro ser. Una sonrisa iluminó su cara, y al mirar de nuevo, vio como la nube negra, ahora lo cubría todo, ya no había rayo de sol que la molestara en los ojos, se levantó y alzó los brazos, llamando al amigo, al negro dragón. El otro, al ver la respuesta de ella, dio media vuelta y fue a posarse en otra de las orillas del lago, entonces fue cuando ella vio que era el Dragón Blanco.

Su corazón se aceleró y al recibir al Dragón Negro, le preguntó,
-¿Es tu hermano?
-Sí
- por qué os peláis
- Por ti
- Pero no hay motivo, cual es el motivo, si sois lo mismo, yo os vi nacer del mismo huevo, los dos sois hermanos,  sois mis hijos, parte de mí…
- Solo quería protegerte, él es un aliado de ese sol que nos quema, de esa luz poderosa que lo invade todo. Bajo mi cuidado, no tendrás nada que temer, yo me ocuparé de ti, seré tu sombra cuando te sientas desamparada o herida ,ante este mundo con el que él, siempre tratará de engañarte, diciendo que no hay nada que temer, que todo es armonía, pero, como ya te habrás dado cuenta, no es así. Lucharé para que esa Luz cegadora no te engañe y seas capaz de estar alerta para combatirla cada vez que aparezca. Los buenos sentimientos, la paz, la perfección, son solo trucos que utiliza la Luz para dejarte indefensa ante la maldad del camino. Como has podido comprobar, siempre hay algún espejo deseoso de mostrarte tu imperfección, de este modo, si quieres, retornas a mí, puedo ayudarte a defender tus defectos. Cada vez que ves uno de ellos, es la Luz quien te los muestra, para que te sientas miserable, es con el miedo que tienes de ti misma, cuando despierta tu ira y me haces presente para que pueda protegernos de la Luz. Soy tu sombra.

 Luna ,miró alrededor y vio como ahora el paisaje era tenebroso, oscuro y, en ese momento, un gran relámpago partió el cielo, distinguiendo así, la parte donde estaban ellos y donde estaba ahora el Dragón Blanco, el rugido del trueno que siguió termino de separarlos.

Volvió a sentarse y abrazó de nuevo sus piernas con los brazos, metiendo la cabeza entre ellos. Ese espejo tenía razón, no he entendido nada.

 Esta vez no lloró, recordó entonces el gran poder y agradeció haber tenido la oportunidad de ver la magnitud de sus pensamientos. Levantó la cara de nuevo y observó el paisaje, la lluvia caía ahora de manera torrencial, dejó que la empapara tumbándose en esa playa de arena fina se dejó calar por el agua, por los colores oscuros, por la pena y por todo lo que había creado en esas horas. Era suyo, ahora lo sabía y disfrutó de lo hecho.

Sin cerrar los ojos apenas para evitar que las gotas dieran de lleno en ellos, sintió mientras miraba, como bebía de aquella fuente de pensamiento oscuro, dejándose hacer, deslizando su juicio a un lado, hasta que este desapareció por completo.

 Sintió la belleza del momento y una nueva melodía comenzó a escucharse, no se movió, solo escuchó, no quiso ir a buscar a la fuente de aquella música que ahora sonaba tan distinta de aquella que la despertó. Disfrutó de su tono, de su timbre, de su armonía que se fundía a la perfección con aquel estado en el que se encontró, por primera vez, siendo consciente de que era suyo, de su poder, de su interior.

- Te llamas Mal, le dijo al dragón, tu hermano se llama Bien.

Mal, satisfecho de ser aceptado, se tumbó a su lado, envolviendo por completo su cuerpo.

Aquella melodía parecía decirla, disfruta también de esto.

Sin poder oponerse por el agotamiento, así lo hizo.

Capítulo 4

PRINCIPIO Y FINAL DEL SUEÑO


El sueño la sorprendió esta vez.

 Comenzó a quedarse dormida y la voz hablo.

 Ante ti no hay más que lo que dentro de ti habita, no hay un afuera, solo eres tú con todas tus contradicciones... comenzó a soñar.

 Una esfera diminuta flotaba entre sus ojos, apenas podía distinguir lo que era por su proximidad. Sopló, apartando la burbuja y mirando ahora su interior. Los dos dragones se encontraban ahí, y ambos la miraban expectantes, la impresionó, ¿cómo podían estar dentro de esa esfera transparente? Ambos dejaron de observarla y se miraron, comenzando así una feroz batalla. Los sentimientos cabalgaban ahora dentro de su pecho, no eran referentes a los dragones y su lucha, eran sentimientos que parecían florecer de diversos lugares de ella misma; observa, habló de nuevo la voz.

La batalla se libra en tu interior...el bien y el mal, no están en lugar alguno más que dentro de ti, no eres ellos, pero ellos si son tú, nacieron de ti.

Las imágenes  se sucedían despertando su juicio.

 El bien y el mal brotaban en su pensamiento una y otra vez, fluían de ella formando esferas a su alrededor, una tras otra, fueron llenando aquel espacio sin tiempo, aquel lugar sin lugar. Tú eres la luz, tu juicio es tu cuerpo, todos esos pensamientos componen tu cuerpo, el cuerpo del universo, del todo y la nada…

 La aprobación y la reprobación tomaban la mano, se sucedían como un torrente de agua que mana de la montaña al descongelarse la nieve invernal con los primeros rayos de sol primaverales… Se sintió nieve y se dejó hacer, derretir, se transformó en agua y se dejó fluir, saltando picados en el vacío, golpeando contra sí y salpicando en su caída, calmada en el remanso y corriente ininterrumpida en el río de montaña, danzarina ahora, ya sin violencia, dejándose mecer por la leve corriente en el manantial de verano, dejándose beber y refrescando, revuelta, contaminada en su llegada al mar por todo su recorrido y, purificada en el gran océano al que cayó. Todas aquellas esferas se hicieron una.

Los dragones el bien y el mal habían dejado de luchar, y ahora se lamían con amor aquellas heridas imaginarias, tomó aquella única esfera entre sus dedos y comprendió.

Eran sus polaridades, su bien su mal, mentiras ambos, mentiras de un estado inexistente en el que había creído y por ello creado. Aquellos dos seres no tenían sentido por separado, solo la existencia del opuesto daba forma y sentido a ambos. Tan perfecto, tan nefasto, ambos no eran más que la sensación de la culpa, del juicio aprendido en un mundo de mentiras, un bueno, había creado con su presencia al malo, en una lucha interminable de poder, donde en realidad ninguno de los dos era real, ellos gustaban de experimentarse.
Ellos eran el resultado de negarse el uno al otro, ellos eran el resultado de la falta de aceptación de ambas partes, de ese mismo todo, de esa misma nada.

La resistencia cedió, vio a aquellos seres, aquellos dos dragones eran la idea de separación en sí misma. La idea primera de la mentira. Ambos hermosos, ambos irreales, solo dos partes de su propia naturaleza encontrada y no aceptada.

 De su pecho brotó una Luz que fue directa a iluminar la esfera; acepto la mentira de mi mundo interior, acepto que no soy ni buena ni mala,  renuncio a los resultados de la lucha, pues todos los seres que me rodean son idénticos a mí en su naturaleza, solo separados ilusoriamente por una única idea de separación, por la necesidad inexistente de ser especiales por separado. Renuncio a ser abismo para mí misma, y así para todos, pues soy uno. La voz y ella ahora eran una.

 Decreto que no hay lucha posible en mi mundo, que la confusión es un estado donde germina la semilla del miedo, y  me ofrece la oportunidad de regarla con el agua del amor a mi misma y de mi naturaliza sagrada. De este modo sin esfuerzo alguno, sin distinción, estoy regando también las raíces de todos los seres que creé a mi imagen y semejanza.

Dicho esto, la esfera que contenía a los dos dragones explotó con un leve sonido,  ambos se fundieron en uno que seguidamente se fundió con ella y, en ese instante sintió como su cuerpo se alineaba, se movía curvándose y estirándose y finalmente expandiéndose en curva, y tanto se expandió, que perdió su forma perdió sus límites y en un último movimiento se transformo en Luz.

Desde allí donde quedó, podía contemplar a su alrededor a otras luces idénticas a ella, la iluminaban y ella iluminaba al tiempo con esa misma luz  recibida. Un último pensamiento apareció; el músico y su melodía, que ahora sentía como parte de ella, de su vibración que también era la vibración de las demás luces que eran ella. Supo que el también lo era, él era ella, ella era él. Todo era Uno.

El músico sentado en su mismo lugar, miró aquel cielo estrellado y vio nacer otra estrella, sonrió y siguió tocando su única melodía que por única las contenía a todas, sabedor de la fragancia de aquellos mundos que al fin se encuentran.

                                                                         FIN



Epílogo

Una estrella se manifiesta a ti, a través de cualquiera de esos personajes que has creado. Abrirte a su luz, te permitirá ver tu propia luz, la estrella que eres.

Una estrella es una canción de Amor Realizado, es un Ser Luminoso que comprendió que era una conciencia pura, que amó serlo y,  por ello, perdió los limites al descubrir que no los tenía.

Una estrella está destinada por su naturaleza a iluminar tu alma, que es su misma alma, para que recuerdes tu auténtica naturaleza.

Una estrella es alguien como tú que supo al fin quien es,  su naturaleza es expandir su Luz, que no es otra cosa que el Amor Incondicional del que está hecha.

Una estrella despertara tu alma, recordándote que eres un Ser merecedor de ser Amado, ella sabe quién eres y por tanto sabe muy bien que lo único que mereces es Amor, ya que así como ella eres Amor.

Cada vez que mires al cielo, recuerda que su Luz allí arriba, no es más que tu reflejo de aquí abajo, esperando que reconozcas la fuente, Tú

No temas transformarte en estrella, seguirás caminando en esta tierra mientras así lo quieras, pero sabiendo quien eres.

 Conciencia pura.

Amor.

Brilla, ilumina tu mundo sin excepción.                                                



                                                         Nieves Recio Herencias

viernes, 23 de mayo de 2014

La oportunidad está al mirar de nuevas.

Abrir la mente es estar dispuesta a ver más allá de la apariencia de una imagen, a permitirse ver nuevas imágenes de una misma imagen y dejar de interpretarlas desde el miedo.

 Estamos rodeados de alarmas sociales que nos mantienen en el miedo, para mi no es más que una técnica de dominación, enfermedades nuevas y todo un sin fin de juicios sobre lo que el ser humano hace o deja de hacer.

 Mi mirada desde que recuerdo, ha sido un ataque para mi entorno, donde siempre encontré crítica por mi manera de ver, de observar el mundo e interpretarlo a mi antojo. Durante muchos años he estado en lucha por ello. No puedo decir que dejé mi visión de lado para adaptarme porque sería mentira. Simplemente siempre he sido una inadaptada. Esto me ha causado el hecho de entrar constantemente en guerra con las personas que no estaban de acuerdo conmigo, hasta que me dejé caer en el aislamiento y desde ahí cambió mi perspectiva. 

Todo el mundo no puede estar equivocado, pensaba en esos momentos en que dudas de ti misma, donde tratas de convencerte de que si todo el mundo piensa de una manera y tu sola de otra, ellos deben tener razón, la mayoría debe tener razón. Afortunadamente cuando esto sucede te rindes y ya dejas de luchar, simplemente para dejar de sufrir y es en ese dejarse ir donde descubres tu verdad y entiendes que más haya de la multitud esta tu propia naturaleza la cual no necesita validación. Paz.

Ahora desde ese reconocimiento de mi misma puedo observar el mundo y dejarme observar por el sin miedo, pues ya no hay una necesidad de pertenencia. Simplemente se dónde pertenezco y desde aquí poco importa todo lo que sucede fuera. Esto no quiere decir que no me afecte, pero ahora se que tengo mi propia interpretación de las cosas y que no necesito la validación de otros para ver como veo. Ahora tampoco necesito que otros vean como yo y eso es lo que me da mi libertad.

Pongo todos mis sentidos al servicio del Amor. No del amor romántico, sino de la verdad del amor, y así observo como mi mundo se aclara, se ilumina, al margen de todas las verdades que presenta el afuera, para mi ya no son otra cosa que mentiras contra las que ya no lucho más, simplemente las observo y hago mi propia interpretación desde ese lugar en mí, llamado Amor.

Para mi, no hay otro remedio que sea válido más que el Amor. Me da igual el aspecto de lo echado a perder, los síntomas; solo me centro en cual es la causa primera de esos efectos e invariablemente siempre es la misma, la creencia en el miedo y por tanto la no creencia en el amor, la falta de Amor en uno mismo, y así la falta de realidad de lo que somos. Con lo cual la solución que es lo importante siempre es la misma, AMOR , y la única forma posible de administrarlo es AMAR.

Eres el veneno y eres el antídoto. Fuera de ti no hay nada que tenga poder sobre ti. Si no sé amar, imito amar y solo en esa práctica continuada llegaré a mi propia maestría del Amor. A mi Ser de Verdad. 

viernes, 9 de mayo de 2014

Los Hijos

Los hijos son un atajo hacia nosotros mismos, aunque no todos los padres saben ver esto y aprovecharlo. En muchos casos se confunden y se hace de ellos o se pretende hacer de ellos un Alter ego con el que se pretende vivir a través de ellos la historia que no fuimos capaces de vivir nosotros mismos, o en el otro extremo, proyectando sobre ellos nuestras limitaciones.

 Los hijos bien amados, son libres y respetados en su libertad para que descubran quienes son y para ello los padres han tenido que saber transformar sus prejuicios en amor incondicional, liberándose a ellos mismos de sus propios miedos y anhelos y así dejando de proyectar estos sobre  ellos, respetando su individualidad.

Los hijos son al igual que el resto de personas que vemos fuera de nosotros, proyecciones de nosotros mismos que de una manera muy especial se presentan como parte directa nuestra, y es en ese "mi hijo" " mio" donde está la oportunidad más potente de deshacer la mentira. No hay nada que sea mio y en realidad todo es parte de mi.

Los hijos bien vistos, son el empuje que necesitamos para liberarnos de las memorias erróneas familiares, pues en el trato con ellos, vemos florecer memorias antiguas aprendidas, frases hechas que arrastramos de nuestros padres y es ahí donde tenemos la oportunidad de sanar esas memorias que de otra manera, tal vez no somos capaces de reconocer en nosotros y sanarlas renunciando a ellas. Por ellos somos capaces de hacer mucho más de lo que haríamos por nosotros mismos, ponen en marcha motores en nosotros que desconocíamos, nos ayudan a entender que nada nos pertenece ya que si eres capaz de entender que un hijo no te pertenece, sabrás comprender que nada ni nadie te pertenece.

Los hijos nos hacen comprender el desapego, pues por naturaleza ellos un día se irán y no por ello dejaremos nunca de amarlos. Despiertan la Fe necesaria para saber que todo está bien, pues ya no es un deseo de bienestar sino que es una necesidad de saber que así será. Con ello también aprendemos a confiar en un "otro", en la vida misma.

Los hijos son bendiciones, oportunidades disfrazadas de momentos duros,  inquietud , desvelo, abnegación , conciencia del otro. Maestros que nos enseñan la compasión, la comprensión, más allá de nosotros mismos y por ellos llegamos a amarnos a nosotros mismos sin condición, pues ellos no son menos que  hijos de dios mismo, de la conciencia más pura, de la inocencia perfecta. 

Los hijos llegan a nosotros cuando tienen que llegar y si es el caso de que tengan que llegar, ya que son una opción. Si eres padre es porque realmente necesitabas serlo, si no lo eres entonces será que no lo necesitabas. Todo está bien tal como es y creo que al igual que tenemos que aceptar todo el aprendizaje que nos trae tenerlos, así también tenemos que aceptar todo el aprendizaje que nos trae no tenerlos. En definitiva, los que somos padres y los que no lo somos, tenemos una gran lección que aprender de los hijos, pues la vida de ambos termina en su momento girando al rededor de esta figura. Amarnos con ellos o sin ellos. 

Los hijos nos enseñan la humildad necesaria que como adultos necesitamos para aprender de ellos, para reconocer la verdad en ellos y eliminar la mentira de un mundo adulto lleno de creencias limitadoras. Ellos nos llevan de nuevo al jardín de infancia, a la adolescencia, a la juventud... nos recuerdan cuanto ganamos al recordar quienes somos ,al poder ver de nuevo a través de nuestra mirada hacia ellos, nuestra verdadera esencia. Amor Incondicional.

viernes, 14 de marzo de 2014

Copos de Nieve

Cuando renunciamos a darnos, el mundo sigue girando sin nosotros, nunca podrá ser el mismo, aunque seguirá siendo.

Sin mi, puedes seguir viviendo, también yo sin ti, pero lo que tu me aportas y lo que yo te aporto, no es sustituible, somos únicos e irrepetibles por nuestra esencia.

Solo se puede sustituir aquello que no tiene vida. Responsabilidad para seguir aportando nuestra parte. Belleza, Amor.

Copos de Nieve.
 


sábado, 8 de marzo de 2014

No necesitas testigos de tu existencia, simplemente Ser.

Los testigos que busco, son los que atestiguan la irrealidad que no soy, bueno o malo. Sin eso, queda el Ser.

Que ni el mismo diablo...

Cuenta-canta una canción de la infancia de mi compañero; estaba cantando la rana debajo del aaagua, cuando la rana salio a cantar vino la oveja y la hizo callar 
Que ninguna oveja nos haga callar, cantemos nuestra canción particular todos los días, unos días será una balada, otros una salsa, otros será un bolero, da igual...debajo del agua o en tierra firme no dejemos de cantar. 

Termina la canción de la rana así ; ni el mismo diablo la hizo callar!!

Que ni el mismo diablo nos haga callar, mujeres y hombres que si aman a las mujeres, no permitamos nunca que se acalle la voz de la verdad, la voz del Amor, pues nuestra esencia siempre está viva, solo tenemos que dejarla ser, desde el Amor cantemos todos los días, la canción que vinimos a cantar, pues sin ella, sin cada una de las melodías particulares que tenemos para dar, el universo no estaría completo, le faltarías Tú.

Canta , Ama, Ríe, Sueña , Despierta y sigue cantando.