No temas a la
noche, ella te trae la Luz de todas las estrellas.
No temas a la
muerte, ella te trae el entusiasmo por la vida.
No temas a la
Luz, ella te trae la conciencia de haber estado en la oscuridad.
No temas a la
oscuridad, simplemente deja entrar en ella la Luz de tu Conciencia.
La Estrella.
DRAGONES
DRAGONES
INTRODUCCIÓN
Era una mañana fría, miró por la ventana y en ese
mismo momento se percató que las ventanas formaban parte permanente de su vida,
ya fueran las ventanas físicas de su casa de piedra, como las ventanas metafóricas
de su casa interior. Ese día un amado ser, le había abierto una ventana
interior con sus pensamientos.
De esos pensamientos, surgió una imagen en su mente:
Dragón Blanco, Dragón Negro, uno en las profundidades, otro en el cielo,
ninguno domina si estás en tu centro, ni bueno ni malo, cumplen la función de
polarizar, el dominio solo resulta si cedes tu responsabilidad.
Capítulo 1
El FONDO
Un Gran Dragón blanco sobrevoló en ese instante el
cielo, y fue a sumergirse en las aguas del lago que contemplaba desde la
ventana. Se quedó observando la imagen perpleja, ya que no era época de
dragones, estos ahora dormían pues La Luna Lucía Completa. Bajó corriendo las
escaleras de piedra y abrió el portón de la casa. La puerta chirrió, y se dio
cuenta de que no solía abrirla mucho, solo abría las ventanas para mirar desde
dentro, hacia afuera. Ahora el portón quedó anclado, abierto hasta allí donde
lo dejó.
La vereda que llevaba al lago, estaba cubierta de
flores, el verde era intenso, detuvo su carrera en seco y contempló la belleza
primaveral, dándose cuenta de que era la primera vez que salía en esa estación.
Quieta, inspiró, y el aroma intenso de las flores y plantas llenó sus pulmones,
inspiró de nuevo, esta vez dejando que ese aroma llegara a todo su cuerpo.
Abandonó el camino y sentada sobre la hierba, se quitó los zapatos y estiró los
dedos agarrando con ellos las briznas de pasto, una sonrisa la cambió el
rostro, soltó su melena, quitando el pasador de su cabello, sacudió la cabeza e
inspiró de nuevo, como una flor recién abierta.
Tumbada en la hierba percibía el cálido frescor que
desprendía la tierra, se dejó querer por ella.
Una libélula se posó sobre su pecho, al mirarla sin
moverse para no molestar, observando sus alas, su color azul intenso, el brillo
de esos ojos, apreció lo liviana que era, si no pudiera verla, no sabría de su existencia.
La libélula levantó el vuelo y la incitó a hacer lo mismo, pues por un momento
había olvidado al dragón que hizo que saliera de casa.
Dejó los zapatos y el prendedor del pelo allí mismo, y
volviendo al camino, notó como sus pasos hacían moverse la tela del vestido;
acariciaba su cuerpo, junto con la brisa que mecía su cabello. Miró a lo lejos,
desde su posición, ahora no podía ver el lago, subía una colina con inclinación
suficiente como para hacerla jadear, el tiempo que llevaba sin caminar por la
tierra se notaba en su cuerpo, aun así, sabía que solo necesitaba volver a
ejercitar sus músculos para conseguir no sofocar su corazón al andar.
Llegó a lo alto de la colina y un pequeño zorro la
observaba desde la sombra de un árbol, le miró sin dejar de caminar y tropezó
cayendo torpemente, el impacto la sorprendió, no sintió dolor solo sintió unas
ganas inmensas de reír, y así lo hizo. Se levantó y sacudiendo su ropa con más
soltura volvió a mirar al horizonte, esperando ver el lago. No estaba, frente a
ella se alzaba un bosque frondoso, iluminado con el sol de la mañana temprana,
veía las copas de los árboles brillando, desprendiendo vapores del rocío, veía
grandes pájaros sobrevolando ese bosque, alguno se lanzó en picado, haciendo
alarde de su capacidad de caza. Se preguntó dónde estaría el lago, su situación
no la dejaba ver más allá de las copas de los árboles, apenas por encima de
estas, y a medio árbol, seguramente atravesando el bosque encontraría el lago.
Miró por un momento hacia atrás, y pudo ver su ventana abierta, ya no alcanzaba
a ver la puerta.
Descendiendo tomó velocidad, no porque quisiera, la cuesta abajo era prominente y sus pies
comenzaron a correr sin su permiso, por un momento temió caerse, pero recordó
la anterior caída lo gracioso del golpe y disfrutó de la carrera sin miedo.
El bosque la llamaba a internarse en él. Caminando
despacio con los pies descalzos, dudaba ahora de si había sido buena idea
desprenderse de los zapatos, pero al mirar la cuesta a sus espaldas, supo que ya
no había vuelta atrás. Con la mirada puesta en el suelo para no pincharse,
escuchó el sonido inconfundible del dragón, levantó la cabeza y vio allí, entre
el follaje, sobrevolar una negra bestia, no era el dragón blanco, este era
negro, su corazón se aceleró, sintiendo pánico, las dudas se apoderaron de
ella, un dragón negro, no era lo mismo que uno blanco, tal vez no había visto
bien, y como para sacarla de aquella duda, el dragón negro volvió a aparecer
ante su vista y la miró. No supo muy bien el por qué, pero aquella mirada la
embelesó. Estando como estaba, mirando al cielo y embelesada, no se percato del
agujero donde cayó sin poder evitarlo.
Esta vez el golpe no la hizo reír, quedó aturdida, a
oscuras y comenzó a llorar un poco por el dolor, otro poco por los pensamientos
que llenaron ahora su mente de sufrimiento, al mirar hacia arriba y ver lo distante
de aquel punto de luz que determinaba donde había quedado la tierra por la que
caminaba.
A su alrededor todo era oscuro, húmedo, el olor era
sofocante, olor a podredumbre, sus pensamientos siguieron vagando, ahora todos
los momentos dolorosos de su vida se hicieron presentes, no podía pensar con
claridad, la invadía una nausea interior muy profunda, tan profunda como aquel
pozo. Pensó en la posibilidad de trepar por las paredes, de un salto se alzó
para comprobar que era imposible, pues estas eran resbaladizas, viscosas.
Sentada de nuevo, no encontraba la manera de salir de allí. Miles de
pensamiento la invadían, se dio cuenta de ello y se quedó asombrada, silencio,
gritó, ¡ya basta!... silencio...por un instante no pensó nada, y esto la
asombró aun más. Al momento su cabeza volvió a rebosar de palabras y más
palabras, así pues como no tenía nada mejor que hacer, se dispuso a
escucharlas, pensando que si las escuchaba y las contestaba, tal vez la dejaran
tranquila. Fue pasando el tiempo los pensamientos se sucedieron, sus respuestas
a ellos también, algunos volvían, como si no hubieran atendido su respuesta,
hasta que desaparecieron casi por completo.
Un solo
pensamiento tenía ahora en su cabeza, el Dragón Negro, el había tenido la culpa
de su caída, esto confirmaba su temor, y maldijo a aquel dragón. El odio
comenzó a agitar su mente de nuevo, ahora todo el jaleo, todo el pensamiento
iba dirigido hacía aquel animal, culpable de su desdicha, la ira la hizo
ponerse en pie de nuevo y clavando los dedos de pies y manos comenzó a trepar
por el agujero, solo quería salir de allí para gritarle a la bestia lo culpable
que era, la mala suerte que daba, lo horrible de su presencia. Miraba hacia
arriba con ansia, y a cada nuevo avance podía ver como el agujero de luz se
agrandaba, subió y subió, ya no tenía miedo, no sentía dolor, solo furia, a
cada paso que daba sentía más furia, esa energía la había invadido por
completo.
Liberó un
pequeño grito, con esto perdió fuerza, resbaló. No conseguirás acabar conmigo
gritó, y volvió a resbalar de nuevo. Juro que acabaré con una bestia inmunda
como tú, para que jamás vuelvas a dañar a nadie, se deslizó de nuevo, no conseguirás
acabar conmigo, volvió a resbalar, te mataré, y ya no resbaló más pues uno de
sus pies quedó apoyado en el suelo de aquel agujero. Repleta de irá como estaba
se revolcó en el barro, se dejó ir en su odio, en su negrura.
Sus más bajos instintos salieron de ella
anegando aún más aquel lugar oscuro, aquel pozo sin salida, aquella tierra sin
vida, aquel lugar infernal.
Cuando ya no la quedaron fuerzas quedó inmóvil,
exhausta y una imagen de la infancia la envolvió, su padre la gritaba desde la
ventana alta de la casa familiar, que dejara de hacer el tonto, que dejara ya
de jugar, que nunca llegaría a nada con aquella actitud infantil, que la risa
era una pérdida de energía y que ya tenía edad de aprovechar el tiempo de buena
forma. Te prohíbo que vuelvas a salir a jugar, sentenció el padre. Ella no supo
si la figura del padre se desdibujo por las lágrimas en sus ojos, o por alguna
extraña causa, pero, quien le hablaba desde aquella ventana era un inmenso
dragón negro. Podía incluso ver el fuego que salía de sus fauces (no es más que
su propio juicio, su miedo) habló una voz desconocida.
Dentro del pozo se escuchó un débil quejido, sus ojos
empezaron a llorar de nuevo, ahora era su corazón el que lloraba al recordar el
dolor causado por el padre en aquellos años. Lloró y lloró como nunca lo había
hecho y se sintió agradecida de la soledad que la envolvía, agradecida al saber
que nadie había allí que pudiera consolarla, que quisiera calmarla, porque no
quería parar su llanto, cada lágrima limpiaba una parte de su magullado cuerpo,
cada lágrima era un elixir que resbalaba por su rostro limpiándola, cada
lágrima que entraba en su boca la hidrataba y reconfortaba.
Así, se quedó dormida.
Capítulo 2
EN LA MONTAÑA
Al despertar
antes de abrir los ojos, tuvo un primer pensamiento para el Dragón negro, no
sintió nada. En ese mismo instante la tierra bajo su cuerpo comenzó a moverse,
elevándose, y en el momento que abrió los ojos, vio que descansaba sobre la
cima de una montaña.
Era curioso, pensó, había pasado de estar en las
entrañas de la tierra, en su lugar más profundo, a verse ahora en su lugar más
elevado, la montaña.
La montaña
representaba para el ser humano, un reto, ya que para alzarse sobre ella hacía
falta mucho tesón y esfuerzo, ella,
había llegado allí sin dar un solo paso, se dijo. Las cumbres montañosas son
lugares de culto, todo ser humano que acude lo hace para sentirse lo más
elevado posible en este mundo, en esta tierra de contrastes. La montaña era la
representación de aquello que está más cerca del cielo, la unión, por así
decirlo entre lo bajo y lo alto. La Tierra y el Universo.
¿Era posible que aún no se hubiera dado cuenta del
viaje que había comenzado en las profundidades?
Miró al rededor, nada le era familiar, y fue entonces
cuando notó el frío, estaba sentada sobre nieve, su vestido ahora era una
gruesa capa con capucha. Se puso de pie y comenzó a caminar sin apenas pensar,
muchos ecos resonaban en su cabeza, parecían conversaciones coherentes de voces
conocidas, aunque se dio cuenta que en verdad no podía descifrar lo que decían.
La nieve lucía
pura, solo sus pisadas perturbaban su blancura y la perfección de su manto
sobre la montaña, nieve blanca, perfecta, única, se emocionó, sintiéndose
afortunada de estar allí, en aquel momento único, en aquel lugar en aquella
montaña.
La nieve, cada uno de los copos eran una
representación de ella misma, y ella misma, era la acumulación de cada uno de
esos perfectos e irrepetibles copos individuales, que por separado, pasarían
desapercibidos para los ojos humanos. Juntos eran visibles, nieve.
Observó por un momento la naturaleza de la nieve; su textura,
la luz que reflectaba, la gran función que hacía aquella nieve que se acumulaba
en el invierno en las montañas, embelleciéndolas y al llegar la primavera y
deshacerse con el calor del sol, se convertía así, en agua que nutre los ríos,
arroyos, manantiales, y con ello, todas las tierras que recorren. La alegría que
sentían las personas al contemplarla cuando se daba en las zonas más bajas y al
observar las cumbres blancas. También pensó en su naturaleza, de alguna manera
cruel, pues el frío extremo de su contacto quemaba, podía matar a cualquiera
que no estuviera prevenido y no supiera moverse en su medio. Comenzaron a caer
más copos. Nevaba.
Tal vez, los sentimientos- pensamientos, se parecían
mucho a esos copos que daban cuerpo a la nieve. Cada cual necesario, formando
parte de un todo perfecto, pero que por separado, pierden el sentido, e incluso
pueden llegar a ser destructivos si tan solo uno de esos
pensamientos-sentimientos, por sutil que sea, no es visto, considerado por
separado, para ser después reconocido como parte de ese todo, esos frágiles
pensamientos se asemejan a las zonas de nieve blanda, aquellas que pueden
desencadenar una avalancha.
Siguió caminando por aquella cumbre nevada, ya no
sentía frío, ciertamente no sentía nada...los ecos cesaron y el silencio pasó a
formar parte del paisaje, estaba en un silencio absoluto, donde nada la
perturbaba.
A su vista
aparecía ahora una cavidad en la roca, estaba justo en su camino y por ello no
tuvo que decidir si entrar o no, simplemente siguió caminando.
La cueva estaba
iluminada por cristales que reflejaban una luz sin origen aparente, sus ojos
brillaban sin emoción alguna, simplemente brillaban .A pocos pasos de aquella
entrada, pudo ver un gran huevo. Se detuvo, mirando fijamente; era un huevo de
colores, más bien parecía que reflejara todos los colores de la inmensidad de
cristales de la roca; se sentó sin saber el porqué y quedó observando todo.
Aquellos cristales, se le antojaron como los copos de nieve, formaciones de un
mismo elemento, con diferentes materiales, diferentes formas les daban a cada
uno su particularidad en colorido y transparencia. Aquellos parecían cristales
de cuarzo, algunos lucían con tonos rosa, otros blanco, otros eran
completamente transparentes, puros hubiera dicho, aunque ahora ya no estaba tan
segura de aplicar ese calificativo, pues en realidad, ¿qué era puro, y que no
lo era? Tal vez la combinación perfecta fuera aquella que daba tonos rosa al
cristal, o tal vez aquellos que tenía una impresión lechosa. Todos y cada uno
de ellos, podían ser perfectos, según se los mirara.
Algo crujió, y
a través de una fisura en el cascarón del huevo, emanó una luz poderosa que
reflejó directa en sus manos, las miró y al moverlas, vio que la luz formaba
parte de ellas, no era en sí, el reflejo de la luz del huevo, más bien diría
que la luz del huevo, había despertado con la luz que emanaba ahora de sus
manos. ¿Sería esto posible?
El cascarón
continuó crujiendo, hasta que dejó de hacerlo y sin sonido alguno, todas sus
partes cayeron al suelo de cristales. En sus ojos se vieron reflejados dos
perfectos seres, que aparecieron tras una explosión luminosa, silenciosa, dos
dragones uno blanco y otro negro, dos dragones tan distintos nacidos del mismo
huevo. Al mismo tiempo, esos dos bellos seres la miraron y tosieron al unísono
lo que pareció un hilo de fuego.
Sintió el calor
de sus cuerpos. Cuerpos serpentinos y sin embargo, poco tenían que ver con las
serpientes, pues estos seres no solo podían caminar por tener extremidades,
sino que también podían volar por poseer alas. Sus cuerpos no eran fríos como
los de las serpientes, sino que resultaban cálidos y portadores de fuego en sus
entrañas. Los observó con mucho detenimiento, admirando cada una de sus formas,
sus escamas brillaban, sus ojos se abrían y cerraban acostumbrándose a la luz
que los recibió.
El Negro era un dragón muy particular, su cabeza se le
antojó, áspera y de formas afiladas, con expresión agresiva. Siempre que vio
dragones, había considerado que un dragón negro tendría que ser un ser
malicioso, nacido del mismo infierno, ahora, tras su experiencia en aquel
agujero, su opinión sobre él había cambiado, tal vez se gestó en un infierno,
pero sin duda no era un demonio, y verle nacer del mismo huevo que al blanco la
confirmo su sentir. Se dio cuenta del error aprendido, y fue capaz de fundir
ese pensamiento con todas aquellas cosas que en algún momento pensó que sabía,
ya que si esto no era cierto, cualquiera de las ideas y creencias que tenía y
que no había experimentado en sí, quizá, estuvieran también equivocadas.
En ese momento
preciso, notó una gran descarga en su cabeza, fue como si un tapón hubiera sido
retirado de su cráneo, podía distinguir una corriente saliendo de él. Se quedó
en blanco, y fue entonces cuando se fijó en el otro Dragón. Lo miró, su dulce
expresión la provocó una sonrisa, su cráneo era redondeado, parecía suave,
tierno. El negro parecía enfadado, aunque tal vez no fuera esa la cuestión,
solo lo parecía, su percepción podía estar equivocada. Otro pequeño chorro de
algo espeso pareció brotar de su cerebro.
Se levantó, comprendiendo, que ambos dragones, blanco
y negro, pudieran ser lo mismo ya que eran hermanos, nacidos del mismo huevo
primordial.
Salió de la
cueva, y para su sorpresa, el paisaje había cambiado por completo, las montañas
se habían transformado en una extensa llanura nevada. Se sorprendió al ver a
los dos dragones volar por encima de su cabeza pensó que tal vez habrían
desaparecido al igual que las montañas y al darse cuenta de sus suposiciones,
volvió a notar la viscosidad que resbalaba de nuevo de su cabeza.
Ambos Dragones, aterrizaron delante de ella y el
blanco hablo primero: Eres nuestra madre, tú fuiste el motivo por el que
nacimos tú nos despertaste, debemos acompañarte allá donde vayas. El negro hizo
un gesto afirmativo mirando a su hermano y después a ella.
- ¿Cual es vuestro nombre?
-Tú debes darnos el nombre, nos creaste, dijo el
dragón negro.
-¿Por qué
pensáis que yo os creé?
- Es fácil, los dragones somos pensamientos y
sentimientos de una fuerza sobrehumana, por eso nos manifestamos en esta forma,
por eso el tamaño y la naturaleza de nuestros cuerpos. Un dragón es como todo
lo material, creado a partir de un pensamiento humano.
-¿Pensamiento y sentimiento, no son lo mismo?
- No, forman parte de lo mismo, pero son dos partes
diferenciadas, como nosotros, un sentimiento es algo que sientes, sin saber por
qué, y no forma parte del mundo de la materia, un pensamiento es algo que surge
para tratar de comprender el mundo de la materia, para buscarle sentido a la
forma.
Cuando un dragón ve la luz, dijo el Dragón blanco, lo
primero que se encuentra es a su madre o padre, es lo mismo, para nosotros no
hay diferencia, nacemos de un pensamiento o sentimiento humano tan potente que
da forma a algo tan poderoso como nosotros.
-Entonces, ¿por qué no sois más habituales?
- En otros tiempos lo éramos, ahora parece que una ola
de conformismo recorre tu mundo, solo tomamos forma física cuando un humano
llega verdaderamente a sus límites, de otra forma, seguimos presentes, en el
corazón humano, pero nos ocultamos en la oscuridad, formamos parte activa de la
sombra, pero no somos vistos, ni reconocidos, a no ser que el humano
verdaderamente valla allí donde nos ocultamos y al hacerlo, se rompa, y nos
haga presentes, al dejar entrar la luz con su rompimiento, entonces vemos esa
pequeña luz y la seguimos y al adentrarnos en ella, somos visibles como sombra,
pues adquirimos forma física.
-No siempre los Dragones tenemos este aspecto,
sentenció el Dragón Negro, este solo es el aspecto que tomamos en algunas
ocasiones, cuando el humano siente la verdadera necesidad de identificarnos,
necesita poder identificar su verdadera mente, y para hacerlo, discrimina,
llegando a sus límites, dentro de la dualidad a la que están sometidos.
La mayoría de las veces, pasamos desapercibidos, ya
que somos parte de los pensamientos y
sentimientos de los humanos y desde allí hablamos a quien tenemos enfrente,
pero esto crea mucha confusión, pues las personas suelen identificarnos con la
forma humana que ven y no llegan a entender que quien les habla es una parte de
ellos mismos.
- No comprenden por qué ciertas personas parecen
llevarles a sus límites, esto solo tiene una causa, musitó el Dragón Blanco, la
visión del ser quedó menguada al perder su capacidad de no aceptar solo lo que
sus ojos ven, como verdadero, al darle el poder al pensamiento, a la materia.
Al darle más valor a su pensar, que a su sentir, en vez de usar todas sus
capacidades, reconociendo que no hay diferencia en su valor. De ahí nace la
dualidad, de ahí nace la división, y todo ello crea el mundo del miedo, del sufrimiento,
ya que la separación divide y mengua las capacidades separando al ser del
individuo, esto es la causa y el efecto es el humano.
Hubo un tiempo,
en el que el mundo de la forma, era algo solo imaginado, un simple juego. Los
humanos eran seres de luz, seres sin forma ni identificación, más que en sus
visiones que solo formaban parte de su fantasía, pues lo que da forma a tu
mundo de la materia, es la densidad del pensamiento sin sentimiento. Los
pensamientos del humano comenzaron a volverse densos al creerse por error sus
propias fantasías, su sentir quedó relegado y comenzaron a pensar que eran
distintos, mejores o peores que sus hermanos, separados los unos de los otros.
Entraron en una especie de competición con sus fantasías. Olvidaron que solo
era un juego y empezaron a tomar sus pensamientos muy en serio, apartando los sentimientos,
juzgándolos con su pensamiento cada vez más grave, más denso. El Ser fue
juzgado por el Humano, y declarado culpable.
Ese primer
pensamiento de separación comenzó a pesar en sus corazones y aquel peso fue
transformándose en formas densas, así cada pensamiento comenzó a transformarse
en materia tan espesa, que en un instante terminó explotando y salpicando todo
de materia irreal que dio origen a tu Universo, al mundo de la forma en el que
tú crees que vives. Y el humano definitivamente quedó preso de él, olvidando
por completo su naturaleza infinita, para comenzar a sentir lo finito de la
forma.
Definitivamente su cerebro terminó de resbalar por
aquel sumidero sin tapón.
La sombra en la que nos ocultamos, no es sino el
efecto de la causa. La materia crea sombra. Algo que en otros mundos es
impensable, así la mayoría de los humanos viven tan dentro de la forma que ya
ni tan siquiera advierten su sombra, pues están en completa oscuridad.
Nuestra forma física responde a un verdadero anhelo de
tu corazón de comprenderse a sí mismo. Eres afortunada pues lo invisible pocas
veces se manifiesta solo si encontrar la verdad de su naturaleza, es tu
pensamiento principal y parece que así es ya que tuviste la capacidad de
sumergirte en la oscuridad, con miedo, pero lo hiciste y, porque a pesar del
miedo, comenzaste á sentir, llevando con
ello la luz que nos hizo presentes a tu vista humana, tú sombra.
Has abierto de este modo, un abismo, y un abismo no es
lo que tú crees que es con tu mente limitada, un abismo es el principio de una
unión ya que deja ver una irrealidad de dos partes que están separadas. El
vacío, no es más que el espacio físico que parece haber entre las formas.
Si pudieras disolver esas formas, identificándote con
ambas, el abismo no existiría. Quedaría salvado.
Necesarios, se repitió para sus adentros, abismo,
salvarlo. Estáis aquí para ayudarme a salvar un abismo, que yo no veo.
Ambos dragones
se miraron y levantaron el vuelo.
Siguió caminando, comenzando a notar como la nieve se
iba derritiendo, fue rápido, de un momento a otro, aquella planicie nevada, se
transformó en una gran pradera verde. Al igual que ella volvió a centrar su
vista en lo que veía. Sonrió, parecía como si el mundo respondiera a sus pensamientos.
Un bello vestido sustituyo ahora a la gruesa capa. Caminó hasta que quedó
exhausta, solo entonces se sentó, pensando que no sabía a dónde iba y tampoco
dónde estaba, ni por qué tendría que ir a ninguna parte. Por un momento pensó
en su casa y lo cierto es que sintió que no tenía ninguna gana de regresar a
ella.
Justo en el
momento que tuvo hambre, unas hermosas fresas rozaron su mano y comió todas las
que quiso comer, bebió agua de un manantial que apareció detrás de estas y
pensó entonces que sus dragones necesitaban un nombre, aunque aún no los
conocía y por eso decidió que solo cuando supiera cómo era cada uno de ellos,
así los nombraría. Se reconfortó al pensar en las vitaminas de aquel fruto de
aquel alimento que ahora recorría su cuerpo.
Una pequeña rana saltó al estanque que se había
formado del rebosar del manantial, y otras cuantas comenzaron a croar. La
encantaba ese canto, al igual que el sonido del agua al recibir a la rana en su
salto. Sin remedio pensó en príncipes encantados, las palabras de una amiga
vinieron a su pensamiento, “encantado, no significa encantador, sino todo lo
contrario” sonrió ante aquel entendimiento.
Luces nuevas
aparecieron en el horizonte que ahora tenía delante, las lunas, eran dos lunas,
dos lunas inmensas que parecían ojos mirándola desde el firmamento, se mojó la
cara con el agua fresca, para asegurarse de que aquello que sucedía no era un
sueño, alguien la habló desde dentro. "Si, estás soñando, siempre estás
soñando. Aun cuando creías estar despierta, ahora estas aquí, donde los sueños
se hacen realidad al instante, sin paréntesis de tiempo. Sigue soñando sin
temor es tu sueño. Solo y únicamente lo que tu sueñas es lo que vivirás, solo y
exclusivamente lo que tú quieras sentir, sentirás, solo y absolutamente lo que
tu temes te atemorizará, solo y necesariamente, lo que tu amas te amará."
Pensó que todo aquello no tenía sentido alguno, aunque
pensándolo bien, tampoco tenía sentido su anterior mundo.
Recordó entonces las palabras de uno de sus
maestros," lo peor que te puede pasar, es pensar que lo peor te puede
pasar y lo mejor pasará si así lo piensas", supo entonces que aquel
maestro, vivía ya en este otro mundo, que solo aparecía en aquel para ayudar a
los que no se habían adentrado aún en este. Recordó también las palabras de
otro de sus maestros "más que un grano de arena, eres un diamante en
bruto" se estremeció, aquella frase en su momento la hizo pensar en sí
misma como algo muy valioso aún por descubrir y, en los años siguientes se
dedico a depurarse, quitando capas y más capas de arena, intentando descubrir
el diamante que se ocultaba en ella. Ahora estaba empezando a comprender que
tal vez esas capas eran las que podían darle una idea de su valor.
Pensó en como todo lo vivido perdía el significado y
empezó a reír a carcajadas al darse cuenta de cuan preocupada estaba siempre,
los miedos que tenía, las ganas de hacer tantas cosas que nunca hizo porque
pensaba que no podía hacer. A su lado apareció un instrumento musical, era una
guitarra con arpa, la tocó, cantó, bailó y se quedó dormida de nuevo,
satisfecha por haber soñado un día tan hermoso para ser vivido.
Durmió,
acurrucada entre los dos dragones que aparecieron justo en el momento que los
pensó, "me encantaría tener compañía para soñar que duermo". El
Blanco se enrollo entorno a ella y el Negro apenas rozaba su cuerpo.
Antes del sueño profundo, tuvo un último pensamiento,
en realidad, si lo que la voz decía era cierto, no podía ni imaginar el poder
que tenía, esto implicaba una gran responsabilidad. Si esos dragones eran parte
de ella misma, estaba empezando a barajar la idea de que pudieran ser, las dos
partes entre las que había, curiosamente, un abismo.
Ella dormía en
medio de ambos.
Capítulo 3
MELODÍAS DIFERENTES
Una hermosa melodía la despertó, se estiró y al
hacerlo se dio cuenta de que los dragones ya no estaban con ella. Se levantó
ligera, de un saltó se puso en pie, recordó entonces en qué lugar se hallaba,
decidió que de momento no tenía hambre, su interés era saber de dónde venía
aquella música.
¡Sé sentía de maravilla! radiante, entonces se dio
cuenta de que no llevaba nada puesto, estaba desnuda, durante un instante, se
pensó desprotegida, el instante acabo con un sentimiento de confianza que la
embargo.
Siguió las notas que flotaban en el aire, dibujadas en
pentagramas dorados, aquello era hermoso. Una nota tras otra, la iban
envolviendo y su caminar era ahora una danza en avanzada.
Llegó a una
curva en el camino, no podía ver más allá de ella y aquello puso su corazón a
latir aceleradamente, siguió avanzando y al doblar se encontró con el padre de
aquellas notas musicales.
Era un hombre
sentado que hacía sonar su instrumento, sus manos acariciaban las teclas, la
dio la sensación de que esos dedos no se elevaban al cambiar de nota, era tan
suave que apenas se distinguía el movimiento, era una danza que la dejó
hechizada, era un mágico instrumento pues, contenía los sonidos de muchos
instrumentos.
El músico
misterioso, el trovador, alzó la vista por un momento y pudo ver sus ojos bajo
el ala de su sombrero, la miró sin mirarla, con la mirada perdida más allá de
ella. Luna, se giró para ver dónde miraba él, y vio, para su sorpresa, una multitud
de personas que como ella habían aparecido guiados por aquella música, aunque
lo cierto es que todas ellas, parecían estar bailando a ritmos diferentes, se
diría que cada cual escuchaba una melodía distinta.
Lo miró de nuevo y siguió disfrutando del baile de sus
dedos.
Él parecía estar en otro lugar muy lejano, era como si
solo existiera para embellecer, para perfumar con sus notas, para poner melodía
en aquel singular escenario, inmerso en toda la naturaleza del frondoso bosque,
un bosque animado, rodeado de toda clase de pequeños animales que parecían
vivir al ritmo de su melodía, así como aquella multitud congregada y ella.
Se quedó allí escuchando y disfrutando del espectáculo
de ilusión, bailó y dejó que esa melodía la envolviera, llenara todo su cuerpo
y, como por arte de magia, sin darse cuenta, esa danza la había adentrado en un
nuevo sendero. Se percató de ello, al escuchar ahora la música a lo lejos.
-Imagino, que no querrás que te acompañe.
Hablo una voz,
y al buscar encontró un espejo. Quedó mirándose en el, esperando que hablara de
nuevo. No supo que decirle, solo se quedó observándose a sí misma en él.
Se miró de frente, se miró de lado y lo cierto es que
no se reconocía. Comenzó una clase de crítica a surgir en su pensamiento. No se
puede ser más patética, este no es mi reflejo, no es lo que yo soy... El espejo
tras escuchar una tras otra las cosas que decía, rompió su silencio:
.- Pues déjame que te diga, que tu tampoco eres gran
cosa y la verdad la impresión que me diste al verte, cuando estabas callada,
fue mucho mejor que cuando has abierto la boca.
Ella se quedó
perpleja, y su cara reflejó en el espejo, una serie de gestos de sorpresa,
asombro y confusión.
-Lo qué hablaba
no era por ti, era por mí, en ningún momento me he metido contigo, estaba
viéndome en ti y...
El espejo la interrumpió.
- Creo que aún no has entendido nada.
- Tú eres quién no lo entiende. Le contestó sin dejar
que se expresara y antes de que pudiera hablar, se dio media vuelta y se fue,
dejándole con la palabra en la boca.
¡Siempre hay alguien que te amarga el día!, fue lo
último que el espejo escuchó.
Este es el motivo por el que hay dos Lunas en tú
firmamento. Fue lo último que Luna escuchó.
Caminó un buen
trecho, ofuscada, con un humor que creó una nube sobre su cabeza, una nube
negra. Al verla quiso apartarla, pero no hubo modo, su estado era a cada
momento más enmarañado, muchos recuerdos oscuros, vinieron a su cabeza de
nuevo.
Se topó de frente con un gran lago. ¡El lago! se dijo,
parece que a fin de cuentas, estoy volviendo a casa.
Se sentó por un momento en la orilla para observar su
dimensión y cuál sería la ruta que debería tomar para sortearlo y así encontrar
el bosque donde cayó al agujero.
Un impacto
sorprendente la hizo regresar a la escena, el Dragón Negro emergió del agua,
sus ojos se abrieron en una máxima expresión de sorpresa y al momento, le gritó
al dragón. No me sorprende que estés aquí, ¡ya no te tengo miedo!
El dragón fue a aterrizar a pocos metros de ella y se
aproximó calmado.
- Dime a quién quieres que destruya para ti, y lo
haré, yo te comprendo.
Le miró de
reojo, levantando un poco la cabeza de sus brazos que abrazaban sus piernas.
- Pues si quieres ayudarme, haz que esa nube negra que
tengo encima de mi cabeza desaparezca.
El dragón miró
la nube y no comprendió el por qué quería deshacerse de ella, a él le parecía
que era hermosa, y que crecía a buen ritmo, que si le daba la oportunidad se
transformaría en una enorme nube que encapotaría el cielo, y les protegería de
tanta luz que emanaba de ese sol que lo resecaba por momentos.
-Esa nube, nos evitará dolor, déjala crecer y
estaremos a buen recaudo de ese sol infernal que lo ilumina todo.
No tenía ganas de hablar, así pues, no dijo nada y esa
nada fue interpretada por el dragón como conformidad.
Apareció entonces en el horizonte volando a tras luz,
otro dragón. Su silueta se dibujaba oscura, la radiante luz del sol la cegaba,
por lo que no podía distinguir bien lo que veía. Lo extraño es que ese dragón,
parecía gozar con el sol, daba una y otra pasada, tocaba con sus patas el agua
del lago y volvía a elevarse, jugando despreocupado con algunas aves que
surcaban también el cielo.
El Dragón Negro, se elevó con una velocidad feroz, fue
directo a toparse con el otro dragón. Este recibió el golpe y perdió por un
momento el control de sí mismo, comenzando a caer, pero apenas sus alas rozaron
el agua, volvió a equilibrarse y ascendió. Ahora fue él, quien arremetió contra
el dragón negro, lanzándole una gran llamarada que salió directa del interior
de su gran cuerpo serpentino.
Hecho esto, el dragón se dirigió girando en el aire,
directo hacia ella. Aunque no pudo alcanzarla ya que el dragón negro le cortó
el paso con otra gran llamarada de su fuego interno.
No podía creerlo, ese dragón negro al que ella había
culpado de su caída y toda su desgracia, la estaba defendiendo ahora,
protegiéndola de las fauces ardientes de aquel otro ser. Una sonrisa iluminó su
cara, y al mirar de nuevo, vio como la nube negra, ahora lo cubría todo, ya no
había rayo de sol que la molestara en los ojos, se levantó y alzó los brazos,
llamando al amigo, al negro dragón. El otro, al ver la respuesta de ella, dio
media vuelta y fue a posarse en otra de las orillas del lago, entonces fue
cuando ella vio que era el Dragón Blanco.
Su corazón se aceleró y al recibir al Dragón Negro, le
preguntó,
-¿Es tu hermano?
-Sí
- por qué os peláis
- Por ti
- Pero no hay motivo, cual es el motivo, si sois lo
mismo, yo os vi nacer del mismo huevo, los dos sois hermanos, sois mis hijos, parte de mí…
- Solo quería protegerte, él es un aliado de ese sol
que nos quema, de esa luz poderosa que lo invade todo. Bajo mi cuidado, no
tendrás nada que temer, yo me ocuparé de ti, seré tu sombra cuando te sientas
desamparada o herida ,ante este mundo con el que él, siempre tratará de
engañarte, diciendo que no hay nada que temer, que todo es armonía, pero, como
ya te habrás dado cuenta, no es así. Lucharé para que esa Luz cegadora no te
engañe y seas capaz de estar alerta para combatirla cada vez que aparezca. Los
buenos sentimientos, la paz, la perfección, son solo trucos que utiliza la Luz
para dejarte indefensa ante la maldad del camino. Como has podido comprobar,
siempre hay algún espejo deseoso de mostrarte tu imperfección, de este modo, si
quieres, retornas a mí, puedo ayudarte a defender tus defectos. Cada vez que
ves uno de ellos, es la Luz quien te los muestra, para que te sientas
miserable, es con el miedo que tienes de ti misma, cuando despierta tu ira y me
haces presente para que pueda protegernos de la Luz. Soy tu sombra.
Luna ,miró
alrededor y vio como ahora el paisaje era tenebroso, oscuro y, en ese momento, un
gran relámpago partió el cielo, distinguiendo así, la parte donde estaban ellos
y donde estaba ahora el Dragón Blanco, el rugido del trueno que siguió termino
de separarlos.
Volvió a sentarse y abrazó de nuevo sus piernas con
los brazos, metiendo la cabeza entre ellos. Ese espejo tenía razón, no he
entendido nada.
Esta vez no
lloró, recordó entonces el gran poder y agradeció haber tenido la oportunidad
de ver la magnitud de sus pensamientos. Levantó la cara de nuevo y observó el
paisaje, la lluvia caía ahora de manera torrencial, dejó que la empapara
tumbándose en esa playa de arena fina se dejó calar por el agua, por los
colores oscuros, por la pena y por todo lo que había creado en esas horas. Era
suyo, ahora lo sabía y disfrutó de lo hecho.
Sin cerrar los ojos apenas para evitar que las gotas
dieran de lleno en ellos, sintió mientras miraba, como bebía de aquella fuente
de pensamiento oscuro, dejándose hacer, deslizando su juicio a un lado, hasta
que este desapareció por completo.
Sintió la
belleza del momento y una nueva melodía comenzó a escucharse, no se movió, solo
escuchó, no quiso ir a buscar a la fuente de aquella música que ahora sonaba
tan distinta de aquella que la despertó. Disfrutó de su tono, de su timbre, de
su armonía que se fundía a la perfección con aquel estado en el que se
encontró, por primera vez, siendo consciente de que era suyo, de su poder, de
su interior.
- Te llamas Mal, le dijo al dragón, tu hermano se
llama Bien.
Mal, satisfecho de ser aceptado, se tumbó a su lado,
envolviendo por completo su cuerpo.
Aquella melodía parecía decirla, disfruta también de
esto.
Sin poder oponerse por el agotamiento, así lo hizo.
Capítulo 4
PRINCIPIO Y FINAL DEL SUEÑO
El sueño la sorprendió esta vez.
Comenzó a
quedarse dormida y la voz hablo.
Ante ti no hay
más que lo que dentro de ti habita, no hay un afuera, solo eres tú con todas
tus contradicciones... comenzó a soñar.
Una esfera
diminuta flotaba entre sus ojos, apenas podía distinguir lo que era por su
proximidad. Sopló, apartando la burbuja y mirando ahora su interior. Los dos
dragones se encontraban ahí, y ambos la miraban expectantes, la impresionó, ¿cómo
podían estar dentro de esa esfera transparente? Ambos dejaron de observarla y
se miraron, comenzando así una feroz batalla. Los sentimientos cabalgaban ahora
dentro de su pecho, no eran referentes a los dragones y su lucha, eran
sentimientos que parecían florecer de diversos lugares de ella misma; observa,
habló de nuevo la voz.
La batalla se libra en tu interior...el bien y el mal,
no están en lugar alguno más que dentro de ti, no eres ellos, pero ellos si son
tú, nacieron de ti.
Las imágenes se
sucedían despertando su juicio.
El bien y el
mal brotaban en su pensamiento una y otra vez, fluían de ella formando esferas
a su alrededor, una tras otra, fueron llenando aquel espacio sin tiempo, aquel
lugar sin lugar. Tú eres la luz, tu juicio es tu cuerpo, todos esos
pensamientos componen tu cuerpo, el cuerpo del universo, del todo y la nada…
La aprobación y
la reprobación tomaban la mano, se sucedían como un torrente de agua que mana
de la montaña al descongelarse la nieve invernal con los primeros rayos de sol
primaverales… Se sintió nieve y se dejó hacer, derretir, se transformó en agua
y se dejó fluir, saltando picados en el vacío, golpeando contra sí y salpicando
en su caída, calmada en el remanso y corriente ininterrumpida en el río de
montaña, danzarina ahora, ya sin violencia, dejándose mecer por la leve
corriente en el manantial de verano, dejándose beber y refrescando, revuelta, contaminada
en su llegada al mar por todo su recorrido y, purificada en el gran océano al
que cayó. Todas aquellas esferas se hicieron una.
Los dragones el bien y el mal habían dejado de luchar,
y ahora se lamían con amor aquellas heridas imaginarias, tomó aquella única
esfera entre sus dedos y comprendió.
Eran sus polaridades, su bien su mal, mentiras ambos,
mentiras de un estado inexistente en el que había creído y por ello creado.
Aquellos dos seres no tenían sentido por separado, solo la existencia del
opuesto daba forma y sentido a ambos. Tan perfecto, tan nefasto, ambos no eran
más que la sensación de la culpa, del juicio aprendido en un mundo de mentiras,
un bueno, había creado con su presencia al malo, en una lucha interminable de
poder, donde en realidad ninguno de los dos era real, ellos gustaban de
experimentarse.
Ellos eran el resultado de negarse el uno al otro,
ellos eran el resultado de la falta de aceptación de ambas partes, de ese mismo
todo, de esa misma nada.
La resistencia cedió, vio a aquellos seres, aquellos
dos dragones eran la idea de separación en sí misma. La idea primera de la
mentira. Ambos hermosos, ambos irreales, solo dos partes de su propia
naturaleza encontrada y no aceptada.
De su pecho
brotó una Luz que fue directa a iluminar la esfera; acepto la mentira de mi
mundo interior, acepto que no soy ni buena ni mala, renuncio a los resultados de la lucha, pues
todos los seres que me rodean son idénticos a mí en su naturaleza, solo
separados ilusoriamente por una única idea de separación, por la necesidad
inexistente de ser especiales por separado. Renuncio a ser abismo para mí
misma, y así para todos, pues soy uno. La voz y ella ahora eran una.
Decreto que no
hay lucha posible en mi mundo, que la confusión es un estado donde germina la
semilla del miedo, y me ofrece la
oportunidad de regarla con el agua del amor a mi misma y de mi naturaliza
sagrada. De este modo sin esfuerzo alguno, sin distinción, estoy regando
también las raíces de todos los seres que creé a mi imagen y semejanza.
Dicho esto, la esfera que contenía a los dos dragones
explotó con un leve sonido, ambos se
fundieron en uno que seguidamente se fundió con ella y, en ese instante sintió
como su cuerpo se alineaba, se movía curvándose y estirándose y finalmente
expandiéndose en curva, y tanto se expandió, que perdió su forma perdió sus
límites y en un último movimiento se transformo en Luz.
Desde allí donde quedó, podía contemplar a su
alrededor a otras luces idénticas a ella, la iluminaban y ella iluminaba al
tiempo con esa misma luz recibida. Un
último pensamiento apareció; el músico y su melodía, que ahora sentía como
parte de ella, de su vibración que también era la vibración de las demás luces
que eran ella. Supo que el también lo era, él era ella, ella era él. Todo era
Uno.
El músico sentado en su mismo lugar, miró aquel cielo
estrellado y vio nacer otra estrella, sonrió y siguió tocando su única melodía
que por única las contenía a todas, sabedor de la fragancia de aquellos mundos
que al fin se encuentran.
FIN
Epílogo
Una estrella se manifiesta a ti, a través de
cualquiera de esos personajes que has creado. Abrirte a su luz, te permitirá
ver tu propia luz, la estrella que eres.
Una estrella es una canción de Amor Realizado, es un
Ser Luminoso que comprendió que era una conciencia pura, que amó serlo y, por ello, perdió los limites al descubrir que
no los tenía.
Una estrella está destinada por su naturaleza a
iluminar tu alma, que es su misma alma, para que recuerdes tu auténtica
naturaleza.
Una estrella es alguien como tú que supo al fin quien
es, su naturaleza es expandir su Luz,
que no es otra cosa que el Amor Incondicional del que está hecha.
Una estrella despertara tu alma, recordándote que eres
un Ser merecedor de ser Amado, ella sabe quién eres y por tanto sabe muy bien
que lo único que mereces es Amor, ya que así como ella eres Amor.
Cada vez que mires al cielo, recuerda que su Luz allí
arriba, no es más que tu reflejo de aquí abajo, esperando que reconozcas la
fuente, Tú
No temas transformarte en estrella, seguirás caminando
en esta tierra mientras así lo quieras, pero sabiendo quien eres.
Conciencia
pura.
Amor.
Brilla, ilumina tu mundo sin excepción.
Nieves Recio Herencias
Enhorabuena por tu narración Nieves, me he propuesto leer poco a poco tus capítulos.. la verdad me gusta el encabezado suena tan bien, es motivador, desearte suerte, espero leerte como escritora.. un inmenso abrazo, gracias por iluminar.
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